jueves, 8 de marzo de 2012

Clip de prensa sobre El Druida Celtíbero



EL SEMANAL DIGITAL

VUELVE LA NOVELA HISTÓRICA

Un joven de sentimientos delicados, atrapado en una España guerrera


Celtas e íberos, griegos y cartagineses: no es un libro de historia sino un signo más del regreso de la novela histórica. Ignacio Merino lleva a tiempos de Aníbal sentimientos del siglo XXI. 


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6 de abril de 2009
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La narrativa histórica ha pasado por unas décadas de desprestigio en los círculos intelectualmente dominantes. Tras su éxito del siglo XIX, a finales del siglo XX la novela ambientada en el pasado, y por supuesto la ficción ucrónica o utópica, han vivido su peor momento. Por supuesto se ha seguido escribiendo y se ha seguido leyendo, pero era considerada casi un género menor en comparación con los diversos experimentalismos. El lector joven español tenía y tiene además la dificultad creciente de su propia ignorancia académica del pasado, que hace incomprensibles para nuestros hijos las novelas que disfrutaron nuestros abuelos. Ignacio Merino y bastantes más han rescatado el género de su olvido y lo han cultivado en dignas obras de notable éxito comercial como este Druida celtíbero que nos propone La Esfera de los Libros.

Merino despliega grandes conocimientos sobre la Hispania del siglo III a.C., y utiliza las campañas de Amílcar Barca, de Asdrúbal, de Magón y del mismo Aníbal para trazar la peripecia existencial de un joven nativo. No es un libro de historia ni pretende serlo, pues la historia está empleada en la mejor tradición de nuestra literatura como trasfondo de una vivencia personal.

El interés de la novela de Merino radica tanto en la historia que cuenta como en los recursos que emplea para hacerlo. En el autor se nota una formación profunda y variada, siendo de necesaria mención las descripciones psicológicas por un lado y la narración de acontecimientos históricos por otro. Asio, el protagonista de Merino, nace como bastardo de un comerciante griego de Ampurias y de una viuda celtíbera en Tiermes; crecido con un padre lejano, tolerante e idealizado y con un hermanastro mayor y admirado, Asio experimenta todas las tentaciones y las pasiones propias de la adolescencia. Reverencia primero la gloria de las armas y contempla después cómo su hermano Giscón sacrifica su vida por lealtad a su palabra. Rinde culto a los dioses pero comprueba que no todos los druidas son iguales. En último extremo, llamado por la tradición a cumplir el deber familiar en el campo de batalla, elige vivir a pesar de saberse condenado al ostracismo. Hombre de paz, se forma como druida y como tal es considerado en toda la Hispania céltica, que recorre.

Merino hace en sus páginas un retrato eficaz de una España que conocemos mal, el mundo céltico anterior a la conquista romana. Lo cierto es que, sin recurrir a lo arqueológico, sólo la literatura puede llevarnos a aquel pasado. La moda realista e hiperrealista está dejando espacio a su vez para la literatura histórica. Manuel Hidalgo lo atribuye a un designio del mercado, y seguramente tiene razón: el español culto en disposición de disfrutar de una novela no sigue necesariamente los gustos de la casta intelectual, y en vez de experimentos se aferra a las seguridades de nuestros dos últimos siglos literarios. Entre otros, por cierto, la novela histórica en todas sus formas. Para Hidalgo, el siglo XX ha sido el de la abstracción en la pintura y en la música, la reconstrucción, la fragmentación… "movimientos que cuestionan la realidad y la representación reconocible de la realidad"… pero que no triunfan en un mercado de hombres y mujeres libres, y que mueren sin la protección de las instituciones y sus budas. Merino, en cambio, tiene todos los elementos para gustar y para triunfar.

Como se trata de literatura y no de historia está de más la única crítica evidente a este texto: la construcción de los personajes, y especialmente del protagonista y de sus sentimientos, es más contemporánea que "céltica". Decir que Asio es un personaje homosexual es tanto como llamarlo astronauta –igualmente imposible, a milenios de distancia- pero ciertamente en más de un punto se diluyen los límites entre lo que sabemos de la homofilia antigua y lo que añadimos desde nuestra opinión contemporánea. Obviamente una obra literaria puede dar la opinión que prefiera sobre acontecimientos de ficción situados en el pasado, y sería equívoco sólo poner en mentes de hace veintitrés siglos sentimientos y prioridades que son, si acaso, de hoy. Pero es la grandeza de la literatura, y como tal este Druida es agradable, ameno e inspirador, muy por encima de la media de lo que hoy estamos acostumbrados a padecer.
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Best-sellers españoles

Febrero 2009

1. El juego del ángel de Carlos Ruíz Zafón. Planeta.

2. Paraiso inhabitado de Ana María Matute. Destino.

3. El sari rojo de de Javier Moro. Seix Barral.

4. Coltan de Alberto Vázquez-Figueroa. Ediciones B

5. El druida celtíbero de Ignacio Merino. La Esfera
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T
domingo 1 de marzo de 2009

Amílkar, Aníbal, Asdrúbal, Istolacio, Indortas… algunos de ellos conocidos y otros no tanto, y junto a estos personajes un jovenAsio y su hermano Giscón… batallas, druidas… Lo ojeé en el VIPS y me gustó el argumento, además el autor es de Valladolid, y su foto en la contraportada, me recordó a un amigo. No es que sean motivos suficientes para comprar un libro, pero sí una buena excusa. (Ana ya no sabe donde poner todos mis libros).

Amílkar pretende hacerse con el control de Spania buscando la plata con la que pagar la campaña contra Roma, pero los pueblos celtas no están dispuestos a someterse…Una novela muy bien ambientada,arévacos, berones, carpetanos, turdetanos, vacceos y vetones que me ha recordado un viejo libre que leí de pequeño sobre Asdrúbal y Aníbal.

Una historia original, muy bien elaborada, donde vas percibiendo los cambios, en algunos casos forzados, en el alma del protagonista:
Asio, joven adelantado para su tiempo que lucha contra la tradición y las normas establecidas, aunque personalmente creo que Ignacio Merino se excede en algo y es en aderezar el perfil de Asio con su homosexualidad. Relaciones homosexuales que a todas luces son innecesarias para el transcurrir de la novela, llegando en algunos momentos en hacerse poco creíbles, no me imagino al pueblo celta con esas costumbres. En fin quizás sea que es algo habitual en nuestros días. [sencillamente flipante]

El título puede inducir al lector a error, porque sólo al final aparece la figura del druida, y aunque es un buen final creo que podría haber dado más juego, habrían venido bien unas cuantas páginas más.

Pero en resumen, salvo estos pequeños detalles, el libro me ha gustado, y te hace pensar en que a pesar de todas las trabas el hombre siempre se levanta e intenta encontrar su camino, dándole sentido a su vida.

He apuntado un par de frases:

“El tiempo sólo está en nuestras cabezas y es el corazón quien dicta las distancias”.

“Hay tres cosas que una persona es: lo que ella piensa que es, lo que los demás piensan que es y lo que realmente es”
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El Druida Celtibero/ The Druid Celtiberian by Ignacio Merino (2009, Paperback) 
Author: Ignacio Merino
Publisher: Esfera De Los Libros
Publication Date: 2009-01-01
Language: Spanish
Format: Paperback
ISBN-10: 8497346173
ISBN-13: 9788497346177
Product ID: EPID72435239

[Artículo de Efe publicado por 23 periódicos españoles]

Valladolid.-  La capacidad de darse cuenta de los errores y de imprimir un giro en la vida personal y profesional de quien sabe rectificar a tiempo constituye la dinámica argumental de "El druida celtíbero", el nuevo libro del escritor Ignacio Merino, cuya trama guerrera ha ambientado en el siglo III antes de Cristo.
(EFE)
El escrit
Con la base histórica de guía y la "intuición y el método deductivo" del propio literato como surtidor de una historia que ha pretendido "ser fiel a los hechos", pero con alto grado literario, Merino ha tratado de rescatar del baúl el ambiente celta y la filosofía druídica, según ha explicado en una entrevista con Efe.
En su cuarta novela, donde continúa por la senda histórica española de la que se proclama adicto, relata la vida de Asio, un joven que se embarca en la guerra contra el general cartaginés Amílcar Barca en el siglo III antes de Cristo, después de que éste regresase a la península para conseguir la suficiente plata para pagar su derrota a Roma.
El protagonista acaba convirtiéndose en un héroe de paz entre los celtíberos al encontrar su verdadera identidad tras darse cuenta de que su intervención, impuesta por los demás, atenta contra su ideal, por lo que deja las armas para cambiar de vida y promulgar la paz.
Vista la situación política de la actualidad, el escritor no ha dudado en trazar un paralelismo de la misma con la conversión de Asio, quien se vio envuelto en las luchas políticas y militares del momento y supo rectificar a tiempo en su error, a pesar de las consecuencias.
Ignacio Merino, que a lo largo de su trayectoria ha escrito, entre otros estilos literarios, ensayos, poesía y biografías como la de Ramón Serrano Súñer, ha presentado hoy el libro en una librería de Valladolid, la ciudad en la que nació en 1954.
Sus antecedentes novelísticos vienen por "Amor es Rey tan Grande" (2000), con la pasión y el martirio de Leonor de Guzmán como protagonistas, "La ruta de las estrellas" (2002), sobre Juan de la Cosa y "Por el Empecinado y la Libertad" (2003), basada en el guerrillero Juan Martín.
Algo más de dos años ha empleado para escribir la novela, para lo que ha asumido la dificultad de basarse en un período histórico del que apenas existe información, y con el inconveniente de que la que hay procede de la historiografía romana, el pueblo que acabó con los celtas y cuya cultura se impuso hasta borrar los rasgos genuinos anteriores a ella.
De cualquier modo, a juicio de Merino, la romana es una herencia que ha quedado en la península ibérica y que, a pesar de acabar con los celtas, fue en algunos casos muy "admirativa hacia lo hispano".
En su opinión, el celta fue un pueblo encargado de configurar mucho lo hispano, antes de que los fenicios pusieran el nombre de Hispania.
El escritor, que desde su juventud empezó a sentir pasión por la historia, ha basado su obra literaria en esta disciplina, tras licenciarse en Filología Inglesa y diplomarse en Psicología y Filosofía Pura, así como trabajar entre otros asuntos como jefe de la embajada de España en Londres.
Reconoce que en cuanto a las modas, la novela histórica, que él mismo reivindicó en la década de 1990, "se ha pasado de rosca", después de que muchos escritores la hayan usado de forma oportunista y proliferado libros de este estilo "poco fidedignos que más bien eran de intriga".
Frente al Reino Unido, donde usan la historia como "un sello y una industria", a su juicio no se aprovecha lo suficiente en España, a pesar de tener unos antecedentes "históricos riquísimos" y la misma capacidad para aprovecharlos.
"En este país todavía estamos con una crisis adolescente en cuanto a nuestra identidad y la historia sigue siendo un conflicto y una cuestión de dolor", ha señalado Merino.

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EL DRUIDA CELTIBERO
editorial: LA ESFERA DE LOS LIBROS año de edición:2009 páginas:416  formato: TELA
isbn:978-84-9734-617-7 materia:BEST-SELLERS
23,00 €
SINOPSIS
Durante el último tercio del siglo III antes de Cristo, los pueblos celtas de la Península Ibérica resisten con bravura al invasor cartaginés. Amílkar Barca ha desembarcado en Spania con la intención de conseguir grandes cantidades de plata para pagar su derrota a Roma. El joven Asio ve con horror cómo su hermano Giscón se inmola con los soldurios devotos del caudillo Istolacio, tras la muerte de éste a manos del despiadado Amílkar.

Asio es designado jefe del escuadrón arévaco en la nueva rebelión celta, pero el horror de la guerra le empuja a abandonar las armas. De regreso a Tiermes, su tierra natal, el Consejo de Ancianos le expulsa de la ciudad. Asio buscará entonces su verdadero destino como hombre de paz hasta convertirse en el druida más respetado entre los valientes clanes celtíberos.
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 Martes, 17 de febrero de 2009. Año XXI. Número: 7.001.

CULTURA

Ignacio Merino novela la lucha de Spania contra Cartago
MARIA PEREZ   Madrid
Druidas, guerreros que luchaban por honor y astutos caudillos y druidas que oficiaban ritos sagrados habitaban en Spania -nombre con el que los púnicos bautizaron la Península Ibérica- en el siglo III a.C. Pero su libertad estaba amenazada. El ejército de Cartago, comandado por Amílkar Barca avanzaba hacia el interior de la Península para expoliar los yacimientos de plata que permitirían a los cartaginenses pagar la deuda exigida por Roma tras su victoria en la Primera Guerra Púnica. Para defender la que se había convertido ya en su tierra, este mosaico de tribus celtas y celtíberas asentadas en el centro y norte de la Península abandonarán sus luchas intestinas y se organizarán frente al invasor. Mientras, Roma vigila.
Este es el mundo heroico que el historiador Ignacio Merino ha reflejado en su nueva novela El druida celtíbero, (La Esfera de los Libros). Lo describe a través de un joven que pertenece a la tribu más poderosa de los celtíberos -los arévacos-, que se ve obligado a participar en la guerra y que acaba entrando en contacto con todos los pueblos que, como los griegos, vivían en Spania.
«Es una época muy desconocida», los vestigios históricos no han aportado mucho y falta información, señala Ignacio Merino. Para documentarse, el autor ha tenido que recurrir, sobre todo, a los datos que proporciona «la historiografía de Roma, el pueblo que destruyó este mundo». Merino reconoce animadversión por Amílkar Barca, un personaje que con su llegada, envuelta en engaños, rompió la convivencia más o menos pacífica que los celtíberos mantenían con fenicios y griegos. Este general que «acudía maquillado a la batalla» y «trataba con sadismo a los caudillos celtas» aspiraba, al principio, «a convertirse en rey de Spania», una tierra que «no entendía y despreciaba».

Entrevista diario DÍA Valladolid
El vallisoletano Ignacio Merino ha ambientado su última novela, El druida celtíbero  -que presentó ayer en la librería Oletvm-, en la Península Ibérica del último tercio del siglo III a. C. El caudillo cartaginés Amílkar Barca llega a Spania para apoderarse de su plata y su estaño y el joven Asío tendrá que elegir entonces entre convertirse en jefe militar o seguir el camino de espiritualidad de los druidas.

De esa época apenas existen fuentes escritas, salvo las romanas, lo que la convierte en un terreno pantanoso. En el prólogo, usted invoca «la intuición y el método deductivo» para cubrir las lagunas que deja la Historia...
La historiografía  romana, la de los vencedores, es suficientemente extensa en cuanto a las tribus y la realidad de la España antigua. Conocemos muy bien las localizaciones, las batallas... así que he podido rehacer todo el eje histórico. Otra cosa eran las costumbres, la cotidianidad... pero ahí es dónde está el talento y el cometido del novelista: poder hacer una versión verosímil, aunque no sea absolutamente veraz.

Su protagonista prefiere la paz, pero llega un momento en el que asume que hay guerras justas y necesarias. Esa contradicción, ¿es la que le humaniza?
Creo que sí. Es capaz de asumir sus errores y volver a rectificar en el momento necesario. La inteligencia y la honestidad es la capacidad de adaptarse a las circunstancias.

El joven Asio es hijo de madre celta y padre griego. Esa procedencia híbrida, ¿busca representar la España que se ha construido desde la antigüedad sobre una mezcla de razas y culturas?
Sí, es una representación evidente del mestizaje y también una fuente de conflicto. Él es de condición ilegítima y va a conocer el mundo celta y el griego. Eso tiene mucho que ver con la experiencia del amor que tiene, el de un chico, y no una chica, con el que se crió y cuya amistad de niños evolucionó en amor. Son unos amantes escondidos porque está mal visto entre los celtas, pero cuando va a Ampurias, entre su padre y sus amigos griegos es algo admitido. Él vive esa dicotomía como algo natural.

La representación más popular del druida es la del Panorámix de los cómics de Astérix y Obélix. ¿Cuánta distancia hay entre él y la realidad?
No mucha. La genialidad de Goscinny y Uderzo fue crear unos personajes muy cercanos a la realidad. El druida era un sacerdote que convivía con la tribu y se dedicaba a los ritos pero también cuidaba de la salud, sobre todo de la espiritual. Me temo que aquellas pócimas que hacían para las fiestas debían tener suficientes alucinógenos como para inducir ciertos estados.

¿Esos druidas están más lejos de los médicos actuales y más cerca de los chamanes indios?
Un poco de todo. No los trataría de identificar con otras culturas porque tenían una significación muy propia. Es una cultura muy espiritual, basada en la naturaleza. Se ocupaban de educar a los niños en la naturaleza, pero también en la sabiduría. Los druidas eran capaces de sellar paces y concertar treguas. Eran personas sagradas.

La novela histórica española ha vivido en los últimos años el auge de títulos ambientados entre la época celta y la visigoda, como El último soldurio, de Javier Lorenzo, o La visigoda y Astur, de Isabel San Sebastián. ¿A qué se debe este nuevo interés?
A que es un territorio virgen, sin explorar en la cultura contemporánea, del que sólo sabemos lo que nos ha contado la historiografía decimonónica, tan limitada. Para los escritores es un territorio riquísimo, lleno de historias.    

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